“Los recursos económicos siempre son inferiores a las necesidades”, esta frase que por muchos años hemos escuchado, infortunadamente es una triste realidad. Para todos los que hemos tenido el inmenso honor de gobernar, es nuestro pan de cada día. Necesidades en todos los frentes y de todo tipo, a lo cual uno debe aprender a decir que no se puede, una respuesta bastante impopular, pero aprendí durante mi vida a mirar a los ojos y a decir la verdad.
Entre todas las hermosas realidades que trae la toma de decisiones está la de priorizar los recursos para los temas que sean fundamentales en la visión de Gobierno. Mi concepción del mundo, que se ha construido también gracias al acceso a escenarios culturales, pone a la cultura en uno de los principales renglones, puedo dar fe de que los procesos culturales desde la niñez ayudan al ser humano a ser mejor persona, a tener hábitos correctos y a invertir el tiempo de manera correcta, pese que para muchos sea un tema de segundo nivel, soy un convencido de que apostarle a la cultura es invertir en desarrollo.
La transformación de las comunidades es un proceso, una estrategia articulada con la exploración de talentos y la expresión libre a través de las artes, el fortalecimiento de las disciplinas desde lo público, la planificación del desarrollo cultural a través de los planes de cultura, pensar en que la cultura no es sólo para entretener, que no es un accesorio para adornar actos públicos, es más que eso, es un proceso transformador, de cambio, educativo, libre, que nos da vida.
La creatividad, la disciplina y la capacidad de decisión deben ser una triada fundamental para hacer rendir los recursos e invertirlos de la mejor manera.
Tengo la inmensa satisfacción de encontrar en Abejorral, cada que visito los espacios culturales, más y más personas que quieren estar allí. Que ven en esta, la inmensa posibilidad de vivir mejor. Procesos formativos de calidad, dotación, adecuación de espacios y circulación son, para mí, la inmensa posibilidad de transformar vidas.
Lo hemos hecho, no nos quedamos en la queja, decidimos apostarle, los festivales de teatro, danza, cine y de la palabra son la muestra clara de que cuando se quiere se puede.
Ni la pandemia fue un obstáculo en este frente, rodamos una serie web, grabamos un disco prensado y una decena de artistas locales grabaron sus canciones y hoy se encuentran disponibles en todas las plataformas, logramos entender que se requieren monitores de calidad y escenarios dignos, es decir, destinar recursos y capacidades para mejorar los teatros.
Estas capacidades instaladas son resultado de una revolución cultural sin precedentes, hemos sembrado la semilla, pronto llegará la cosecha, ahora el turno es de la comunidad quien debe apropiarse de estos escenarios, también el turno es para los siguientes gobernantes, que no se les olvide que la cultura no es un accesorio.