Hemos escuchado en los últimos años la necesidad de reinvertir en el campo, sobran las palabras para describir la importancia que tiene para nuestro departamento la zona rural. En Oriente y en algunas otras regiones, hemos visto como ha venido cambiando la vocación de la ruralidad, ya que, en algunos municipios, cada día son menos los terrenos para producción agropecuaria y más para desarrollos inmobiliarios. Esto último no está mal. Sin embargo, los gobiernos sí deben pensar en llevar conectividad, tecnología e innovación a los campesinos.
Tenemos como nación y departamento el primero de los retos: Llevar conectividad a las zonas rurales. Es increíble que en nuestros tiempos todavía tengamos que vivir una triste realidad al salir de los cascos urbanos y es la de no tener señal de telefonía celular, esto, realmente, ya debería estar superado. Acá los gobernantes locales poco o nada podemos hacer, se requiere la voluntad desde el Gobierno central para exigir a las empresas de telefonía móvil llegar con sus servicios a la Colombia de los campesinos.
La tecnología debe llegar a la ruralidad, no sólo para el proceso de enseñanza en las sedes educativas rurales, también debe ser a través de sistemas de información que permitan a los productores agropecuarios conocer factores que hasta hoy no están al alcance de sus manos. Por ejemplo, predicción de precios, lo cual permitirá cambiar un axioma actual, sembrar para vender, por, vender para sembrar. Ahí estaría cerrada una de las principales brechas de los pequeños productores, saber cuál será el precio de su cosecha antes de sembrarla y así, evitar quiebras.
Finalmente, Antioquia tiene 4.635 veredas y 306 corregimientos y la gran revolución del campo será poder llegar a esos distintos territorios. Tenemos en nuestro departamento más de 11 mil kilómetros de vías terciarias que están a cargo de los municipios, éstas no cambiarán su realidad si no se hace una verdadera descentralización de los recursos nacionales. Municipios con más de 400 kilómetros de red vial y escaso banco de maquinaria amarilla, no dan abasto para tener en condiciones dignas las vías de los campesinos.
Conectividad, tecnología y mejores vías permitirán que las nuevas generaciones de campesinos quieran quedarse en el campo. Hoy, el promedio de edad de un campesino es de 58 años y los más jóvenes quieren migrar, no podemos quedarnos esperando que con las mismas cosas se hagan grandes cambios. Una verdadera revolución para dignificar la vida de nuestros campesinos.
Abejorral, 10 de noviembre de 2023
Julián Muñoz